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Una gastronomía mediterránea

¿Te apetece un bocadillo de blanquet o una coca de dacsa amb bacallà? Otra deliciosa forma de conocer Benissa es a través de sus sabores, con una longeva tradición en la que reinan tanto productos marineros como del campo.

A Benissa, pilota i missa” dice un conocido refrán popular que no va muy desencaminado. Por su tradición religiosa, con su antiguo monasterio franciscano y su famosa “Catedral de la Marina”, y por su gran pasión por el buen yantar, siendo la “pilota” un plato muy típico, protagonista de su cocido autóctono.

Del mar destacan dos recetas importantes, el bull amb ceba (ventresca de atún con cebolla) y el putxero de polp (cocido de pulpo), y de su tradición rural destacan platos como la sang amb ceba (sangre con cebolla), sus coques de mullador (cocas de pisto) o sus coques al calfó o de dacsa (tortitas de maíz) aderezadas con bacalao, verduras o embutido. Y aquí entramos en una de sus grandes especialidades, la elaboración de embutidos, de gran calidad artesanal reconocida en toda la Comunidad Valenciana.

En las carnicerías locales podrás adquirir botifarres (morcillas) y longanizas excelentes para asar, blanquets (morcilla blanca), la tradicional bufa (morcilla redonda) y, en Semana Santa, la longaniza de Pascua. Su sobrasada es única por su exquisito sabor, y se diferencia de la mallorquina en el grosor de su picadura. Es conocida como la sobrasada del budell cular o sobrasada de gener, ya que se elabora durante los meses de invierno y se conserva hasta septiembre. Además, con estos embutidos se cocinan platos tan suculentos como el arroz al horno, el putxero (cocido) y las tradicionales cocas con embutido.

Para acompañar todo esto, estás en una tierra de excelentes caldos autóctonos que los productores locales elaboran de manera artesanal. La situación de Benissa, entre mar y montaña, la dota de un microclima que recibe la influencia de la brisa marina conocida como Llebeig, que refresca en verano y suaviza el clima en invierno, favoreciendo el cultivo de las viñas, y haciendo tan especial al Moscatel de Alejandría y al Giró, variedades autóctonas de la zona.

Las panaderías completan la visita gastronómica, con una fuerte herencia cultural forjada durante siglos. Los productos que deberías probar y adquirir en estos establecimientos son: panous (pan quemado), buñuelos de calabaza, Coca María (bizcocho muy esponjoso), pastissets de moniato o almendra (pastelitos de boniato o almendra), rotllets (rollitos) de anís o naranja, rosegons (unas pastitas dulces con almendras y de consistencia dura), tortà (tarta realizada con harina de almendra), bescuit (bizcocho), caspellets (crujientes tortitas pequeñas y redondas que se toman como sustituto del pan), cocas de embutido y salazón (pequeña masa redonda), coca farcida (masa rectangular y cubierta) rellena de guisantes, mullador (escalibada) o pisto.